domingo, 29 de noviembre de 2009

21. Diafragma.

Desconcertante
mundo el mío,
a caballo entre la soledad y la epidemia.
Agobiante
casi siempre
el hedor de cuánto me rodea.
Semejante
a la parábola
que describe la pelota de un niño.
Delirante
mi cabeza que trata de rellenar
cada agujero.

Si escogiese lo vivido sería tan semejante y tan distinto.
Si escogiese lo vivido sería tan semejante y tan distinta.
¿Qué hacer
si me ha creado
tanto lo comido
como lo evacuado?
Si soy saliva y esputo,
si soy la rosa y la espina,
el beso y el arañazo,
el pene, el váter, la orina ...
La que da, la que recibe, la que mira.

Y soy diafragma.
Si algo he de ser, es diafragma.

viernes, 27 de noviembre de 2009

20. El oro y el moro.

¡Pan, pum, pum!
Ya viene el calor.
¡Pan, pum, pum!
De tierras del Norte.
¡Pan, pum, pum!
Que quiera paliar,
el calor del sur.

Un calidoscopio por el que mirar
cabezas de cerdo que sacrificar.
Y graznar,
graznar mentiras.








Mono maquillado sale a pasear.

¡Pan, pum, pum!
- ¿Quién llamará?
- Mono maquillado te viene a picar.

Bienaventurados sean
los que acogen en su casa
a la muchedumbre de su tiempo.
Respeto.

Malaventurados sean
los que acogen en su casa
a la muchedumbre de su tiempo.
Ser en carne.

¡Pan, pum, pum!
- ¿Quién llama?
- Soy el destino, vengo a por ti.

jueves, 26 de noviembre de 2009

19. Bosquejo de mi misma.

Soy como la niña que agachó la cabeza entre las rodillas mientras meaba,
para ver cómo caía el pis al váter.
Soy la mujer que lo hace.

Soy la peluquera del café,
con la cuchara rebano su tupé de espuma.
Observo tan delicada mousse en la cuchara,
como algo vivo que dormido permanece
y cuyo corazón latiente hace que palpite.
Lo como antes que despierte
y se revuelva.
Soy la chica que sueña.

Soy la que carraspeó,
la que saboreó el espesor sobre su lengua
y deslizó los grumos entre los dientes.
La que asomó la flema
para verla descolgarse lentamente de sus labios
hasta que el viscoso brazo rompa
y tenga que caer,
al suelo.
La que la observa entre el sucio terciopelo
que es asfalto:
la carretera se ha peinado con horquillas de colillas,
lleva perfume de humo y orina,
colgantes de chicles abandonados.

Soy la que se rasca con fuerza hasta enrojecer,
hasta ver puntos de sangre.

Soy como esa chica que hizo ese gesto tan obsceno,
que se llevó la mano al trasero
y se sacó la braga que se le metía entre las nalgas.


Soy la que ató su pelo laceo ese domingo
y se asomó al balcón a no ver nada,
a proyectar amor de nicotina sobre sus manos,
para su boca,
para sus pulmones,
para sus ansias y su alma.
Mientras,
escucha como el humo se folla al olor de humedad
y el domingo se avergüenza de haber elegido tan mal perfume
para su cuello.

Soy la que observó su vagina en el espejo,
como si fuese un paisaje hermoso:
cada vello y cada poro,
cada pliegue y recoveco
o dónde se pierde el fondo,
y los dedos,
y las manchas.
Lo que fue cauce
de arroyo blanco
que alguien regaló
a tus entrañas:
a mis entrañas.

Soy la que tocó una cicatriz en su brazo
con la ternura con la que tocas la mejilla de un niño:
suave
sobre la carne dura pasas la yema,
como la seda quiere amar a la lija
escribiendo sin tinta
dónde sólo hay papeles de piel violada.

Soy la que arrancó una lagaña de su ojo,
y la miró dormida en lo alto de su índice,
entrañable regalo del cuerpo
que me descubre cómo cagan los sueños.

Con una mano dentro del sujetador
toco mi pecho
y no me excita el tacto
de una piel contra otra piel.
Maté a Narciso.
Si buscan mis dedos de hiel
el calor de la teta desnuda.
Como el cachorro a su madre.

Soy la que venera lo que odia
y odia lo que siempre ha deseado.

Soy la que escribe en los libros
las sensaciones que le generan.

La que arranca los faldones a las uñas,
y juguetea con los pellejos entre los dientes
un rato antes de escupirlos.

Soy la que amontona granos de azúcar que se cayeron
y los moldea con el dedo.
La que dibuja con ellos círculos, espirales,
una teta, …
sobre la mesa.

La que mira obnubilada como el fuego devora el papel del cigarrillo.

Soy la que se detiene un momento,
se abstrae, abstraigo,
de misma:
ella no sabe dónde está.
Y al volver todo es demasiado real
tanto que duele,
como caer.

Soy como tú,
y como él,
y como aquella,
y como nadie,
como la nada,
como ninguno.

lunes, 16 de noviembre de 2009

18. Estancias en el Bohemia.


Café repleto de todo y de nada:
de aquellos que construyeron Babel y le pincharon un ojo a Dios con un tenedor,
de aquellos a los que Dios cagó.

Melodías que aprecian unos,
ritmos que aprecian cuerpos de unos
que se mueven,
que no aprecian melodías.
Palabras que profieren los unos
que no aprecian ni lo uno ni lo otro.
Y los "ningunos".

Recojo cada porción de realidad,
la mezclo con cada porción de irrealidad,
mía,
y lo remuevo.
Hago una crema más fuerte que el acero,
que atesorar y preservar.
- ¡No te atrevas a llamarlo recuerdos!
Es una realidad. Puedo tocarlo, tocarla.

Se esconden tímidamente torsos detrás de humos,
y otros humos vomitan torsos que antes estaban ocultos,
por humos.
Hay torsos perplejos, obnubilados, que ni sienten ni padecen.
Hay torsos mecánicos,
torsos mediocres,
torsos que por ser torsos no follarías y que querrías.

¡Ti - ti! ¡Ti - ti! ¡Tin - Tin!
La música apremia a la textura.
Y el aire parece solidificarse:
te golpea para que te muevas.
¿Aprecio ritmo o melodía? ¿O ambas?
No aprecio palabra.
La escupo de la boca de tinta de mi mano,
para mi mezcla de acero.

Me miran caras,
muchas.
Me miran.
Miran a él.
Miran a ella.
Miran al suelo
con ojos ciegos de pasta de celulosa,
y cristal,
e historia ...

El movimiento de un ventilador me hipnotiza.
No soy aquel que aprecia el ritmo, o la melodía.
No soy aquel que aprecia la palabra.
Ni soy el "ninguno".
Soy el que observa.
Observar que observo vida,
suelo, reflejo, melodía, ...
olor.
Todo.
Líquido, sólido.
Invisible.

A veces me sorprenden las miradas de "ningunos", y de idiotas.
Yo les despiezo con mi boca de tinta:
- ¡Clamad! ¡Ajá!
Les añado a mi crema de acero.
Pobres, no alcanzarán a entender el poder de mi venganza:
la perpetuidad.

Mi pequeño tesoro es este sitio
que no es mío.
- ¡Vean amigos cuan pobre soy!

domingo, 15 de noviembre de 2009

17. Vaginas de paraíso.

Extensiones horizontales,
y verticales,
y gestos.
Una energía del fondo de la columna
hacia la pelvis.
Nervios que son raíces.

No hay Dios entre estas cuatro paredes.
No hay alma.
No hay éticas ni filosofías.
Hay ramas.

Me lanza horizontes con cinta de látex,
no hay desperdicios,
todo es aprovechable:
la saliva, la locura ...

Aquel que mire casualmente dirá: Caos ...
Aquel que mire desde dentro dice: ¡Vida!
Aquel que vive esa vida dice: Ramas.

Cinco dedos que se estiran sobre volcanes de nieve,
que se encogen,
que vienen y que van.
Volcanes de nieve que se pierden en paisajes del sur.
- ¡Son tan oscuros!

Cinco dedos que se estiran sobre pelos enredados.
Pelos que esconden la cabellera de un árbol.

Paredes que me abofetean y se consumen solas.
Se pierden en un vacío que no hay y que no existe.

La incoherencia dice espasmos
cuando habla de placer;
y la lija no estropea la seda.

Rasgan las voces un silencio que jamás ha exisistido
y la falta de sonido se hace carne.
Eco: de todo, de nada.

Las perlas de sudor ajeno alimentan los poros de mi piel.
Las entradas y salidas ya no tienen cartel:
se perdieron, confundieron y fundieron.

Los lechos tienen mil formas
y mi texturas,
mero apoyo del descanso de alguna extremidad.
No de la mente,
que viene y va
por momentos.
¡Flashback!


Las teclas del piano
se enjuagan de amor líquido
que lleva un hombre moreno consigo.
- ¡Deja que el hombre baile conmigo!
Deja que entre en mi casa,
y la revuelva.

El aire te hace daño en el diafragma
pero apremias el dolor de tus costillas
y deseas el azote de los vientos
que con furia muevan tus ramas.

Cuando el ángel te abrace los muslos
y su esencia te deje empapada,
volverán a existir las paredes,
el alma y las filosofías.
Preguntarás: ¿Dios mío?
Pero ya no habrá árboles, ni ramas.
Sólo sombras de sudor cuajado
y perlas blancas.

viernes, 13 de noviembre de 2009

16. Ella.

Chica de ojos grandes,
si contigo me siento más desnuda que con nadie,
aún cuando la blusa no ha dejado de morderme los botones.

Chica de ojos grandes,
si sonrío al aire como si éste fuese a contestarme,
y sin esperar respuesta o que lo haga;
al recordarte.

Chica de ojos grandes,
si fantaseo con la idea de tocarte:
vestida, desnuda, ... allá en el horizonte o en vertical.

Chica de ojos grandes.
La que reclama mi cabeza - ella busca su alimento -
ven, hazme pensar de nuevo
sin más.

Chica de ojos grandes:
quiero escucharte volver a hablar,
... y respirar.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

15. Letras a un devenir.

Que el aire me respigue hasta Morir
cuando haya decidido que es hora de Caer.
Que el aire me respigue hasta Morir
cuando haya decidido que es hora de Dormir.




Si su beso me concede una Condena Dulce
tal vez vuelva a abrazarme con la Luz del Sol
y así la claridad apague el Miedo
a que el Barco me lleve sin ser su Pasajero;
a lamer el asfalto
y sentir en la columna los tacones
de aquellos que encontraron el acceso a la Escalera.

lunes, 9 de noviembre de 2009

14. Sta, Decadencia.


La Sta. Decadencia siempre fue una joven despierta, muy espabilada para su tiempo. Coqueteaba con todo aquel falto o escaso de moral, de principios o dineros; y retozaba en su lecho con casados , con solteros, negros, blancos, orientales y moribundos.

La Sta. Decadencia siempre fue la menos buscada, pero la recurrida por todos. La puta tuerta con la que conformarte cuando el dulce favor de cortesana no puedas probar. El placebo.

Pero a Sta. Decadencia no le importa ser plato segundo: sabe no ser un tópico de su tiempo, sino una realidad. El caldo de cultivo del que se va pudriendo. El hedor de una planta marchita permanece aún cuando la has regado de nuevo, y ha revivido.

Cuando te abrace el fin de las razas, habrás llorado por haberla conocido, porque ella sea el viaducto hacia tu final.