Pero voy a quitarme culpas, que a fin de cuentas es lo que todos venimos haciendo desde el principio de los tiempos, y echárselas encima a la insulsa vida que llevo, en la que encontrar la inspiración puede ser más difícil que llegar a fin de mes.
Leo, pero no estoy por la labor de plagiar a los grandes, ni les pienso contar el último episodio de alguna serie de moda. Aunque puede que si sigo degenerando acabe por hablarles de si he ido al ginecólogo, si tengo cita para depilarme o de cuantas veces me masturbo al día.

Pero, ¿hablar para quién? ¿Quién coño lee esto y a quién cojones me dirijo? Más aún: ¿quién viene a perder el tiempo leyendo sensacionalismo barato de la vida de una tarada mental como yo? Cotilleo, morbo, aburrimiento. No espero encontrar bombillas luminiscentes tras la pantalla ni emprender un diálogo con mentes inteligentes que no vendrán a leer esta basura. A lo más que puedo aspirar es que algún friki se pajeee viendo mis fotos con cara de cachonda. Y esta realidad acaba de revolverme bastante el estómago.
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