lunes, 25 de enero de 2010

28. Un testimonio,una vomitada.

La ley de la gravedad dice que todo se cae y se estampa contra el suelo, o contra la moqueta, o el barro o el asfato. Se cae un lápiz, una lágrima, la ética, el amor, una erección.

Si estamos destinados a caernos, ¿para qué levantarnos otra vez? ¿Para recibir reiterádamente el mismo impacto? ¿Para volver a pelar las rodillas antes de que estuviesen sanas y poder ver como se infectan, duelen y vomitan pus? ¿Para ser masoquistas contemporáneos que sangran como cerdos por la nariz una y otra vez? ¿Para proporcionar ideas a algún joven director de cine gore? La película Tesis es una apología del mecanismo de la vida, y la muerte es el reflejo de esta como el azul del cielo es un reflejo del mar.



Nada vale tanto la pena, nadie lo merece tanto. La legislación se construye en base a la protección suprema de la vida como algo precioso que hay que proteger, eso te enseñan en la facultad de derecho. ¿Qué ocurre cuando tu vida no es algo precioso, sino una cámara de tortura cuyos engranajes llenos de púas oxidadas te sarjan la carne y te levantan la piel? ¿Qué ocurre cuando eres tú el que se sarja la carne y se levanta la piel, y se hace daño por fuera para paliar el ruido de dentro, para tratar de que pare?

A veces cuando algo se va esperamos que vuelva. Somos como una joven que espera a su marinero junto al mar. Pero no vuelve, y la muchacha se marchita, se cuartea su piel y se fragmentan sus esperanzas. Lo que se va es difícil que vuelva. Hay que aprender a olvidarlo, aunque duela. Y si es así, ¿por qué aprendí a conocerlo? ¿Por qué le abrí la puerta y por qué entró? Jim Morrison dijo algo como que : yo no saldré ahí fuera, tu tendrás que entrar dentro de mi. Una vez abracé esa filosofía, me la tatué en el alma para poder verla siempre. Otra vez llegó alguien y la olvidé. La olvidé porque fue un juego, y los juegos siempre parecen tan inocentes. ¡Parecen! He ahí la clave - ¿la ves?¿la hueles? -. ¿Qué ocurre cuando deja de ser un juego? ¿Cuando ya no tienes edad para jugar?

Estoy cansada de la idea de maleta emocional, de las míticas mierdas que atentan contra tu persona mientras chapuceas entre la basura que te toca y que tampoco has pedido, pero que aceptas. Nos educan para poner la otra mejilla y esperar lo mejor, que , al parecer, llega siempre. Señores, voy a sentirme profeta y estrellarles la verdad contra la cara, y a decirles que esos tiempos mejores no tienen porque llegar ni producirse jamás, igual que alguien no tiene por qué nacer, o mañana no tiene por qué llover. La vida es un mecanismo biológicamente perfecto, y esto elimina los impulsos, las ilusiones y las estupideces con las que abrimos la boca y miramos a la luna y nos creemos Shakespeare.

Yo siempre digo que no sueltes el hilo, porque tarde o temprano, acabarás perdiendo tu carrete.

Nos encontramos en un tiempo en el que el valor de la piel se dispara - ¡Compren!¡Inviertan! -. Yo apuesto por la mía, puede que la recubra con grasa de caballo y la haga fuerte, tan fuerte que nada pueda penetrarla, ni el acero, ni tú. La piel, mi piel, mi manta blanquecina mutilada y pintada con escamas, lunares y cicatrices, ¿es ella mi gran amor? ¿mi hermana? ¿amante secreta? La que me arropa.

No es egocentrismo, nada más lejos: es realidad. Mi realidad. Y mi realidad es esa a la que tu jamás tendrás alcance, no imaginarás jamás la tonalidad del color desde mis ojos, ni la agudeza de un sonido desde mis oídos; ni el tacto, ni la perfección de un tacto. Pero si quieres encontrarme, busca a la chica de las manos sucias y la mirada perdida, no te hablará, pero puede que si has sobre pasado la categoría olímpica de tarado mental raruno y enfermizamente inquietante ella se acerque a ti y te de un hocicazo como un gato. Te pedirá que no lo cuentes porque tiene una imagen de chica dura que preservar por los siglos de los siglos amén.

Asusta que parezca que la vida depende de tantos factores, y al final sólo lo haga de tres.

- Cómete un gofre y calla.

(Photo by Dash Snow.)

2 comentarios:

  1. Hola bella dama:

    Espero que me permitas este 'allanamiento de morada', aunque solo sea por esta vez. Añadí este lugar a mi lista de enlaces del blog, y es menester avisar cuando uno lo ha hecho por propia iniciativa, sin contar con la parte implicada. Espero que no te importe.

    Sobrestimas la película Tesis. Es una película que envejeció peor que la muchacha que se marchita esperando a su marinero (siempre idealizamos, luego nos llevamos sorpresas al pasar el tiempo). ¿Aunque no es eso en lo que se convierte muchas veces la vida? Un cúmulo de vagos recuerdos de los que uno ya duda donde están los límites de la realidad y la ficción. La interpretación se vuelve más difusa con los años.

    Los finales felices, como la lotería, no le tocan a todos los mortales. Es cierto, hay que jugar. Pero algunos llevan tanto perdido en ese juego de azar que ya no quedan ganas de seguir en circulación. Además, la mayor parte de la gente no sabe lo que quiere, sabe lo que no quiere. Por eso tomamos esas precauciones. Por eso la armadura. De ahí al abstracismo. ¿Porqué a veces vemos el abismo y nos lanzamos alegremente por él? ¿Somos estúpidos? Es posible. ¿No es lo particular de un individuo lo que le diferencia de los demás? A veces hay que acercarse demasiado al volcán para ver que quema, otras veces solo es una mera escenografía.

    Solo un apunte más para despedirme, no te metas al negocio de las pieles que se te echarán encima los ecologistas. He dicho.

    Cuídese.

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