miércoles, 15 de julio de 2009

12. Una reflexión

Hace tiempo que no comprendo nada de lo que ocurre dentro de mi cabeza. A veces se asemeja por un breve tiempo al modo en el que funcionan las de otros: más inteligentes, menos ... Y de pronto, sin previo aviso, vuelve a ser esa cabeza distinta, esa cabeza puramente teórica que esgrima el mundo con palabras para definirlo, o explicarlo o insultarlo hecho porciones de sátiras y sarcasmos desagradables. Y no puedo entender porque viene y se va, porque fluye como una corriente de arenas movedizas en las que de pronto toda cordura es atrapada y tragada al interior.

Habitualmente, que la cabeza se asemeje a la de otros implica que te comportes de manera similar a los otros y que pases desapercibida entre el resto como una especie de acepción social o un amago de integración. Pero cuando la cabeza es distinta, cuando abre conversaciones en momentos “inapropiados”, habla de temas “censurados”, en situaciones “vetadas” y espeta al resto la pura lógica de lo que ve y lo que le rodea, de que la mierda huele más si la remueves, de que si el cielo esta negro lo más probable es que llueva, de que así como soy un ser que vivo también habré de ser un ser que muera, momento de palabras en que la integración a esa masa homogénea se va al carajo.

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